Las denominadas “tierras raras” (Rare Earth Elements) son campo de batalla geopolítica en la actualidad. Las tecnologías de vanguardia vinculadas a la digitalización, a la AI, a la computación cuántica y a un sinfín de aplicaciones dependen de este suministro crítico. Hoy en día quien controla este suministro controla buena parte del acceso a las tecnologías más avanzadas del planeta.
Más que su localización, lo que complica su disponibilidad es su procesabilidad: su extracción y purificación en cantidades económicamente eficientes. China lleva claramente la ventaja, como es sabido, tanto en disponibilidad como en procesabilidad, pero este panorama puede verse significativamente alterado con la ayuda de la Naturaleza, de la Biomímesis.
Es conocido que en los organismos vivos unicelulares existen moléculas capaces de captar elementos metálicos de un modo muy específico. Se hallan en estructuras de proteínas, en paredes celulares o en el interior celular. Inspirándose, pues, en estas moléculas es posible diseñar otras con la misma capacidad selectiva de captación de metales: son los denominados MOF (Metal Organic Frameworks), que han sido motivo para la concesión este año 2025 del Premio Nobel de Química. Emplear MOF altamente específicos permitiría complementar los procesos tradicionales de obtención de metales en minería (flotación, extracción mediante solvente….) con pequeñas unidades industriales específicas integrándolos en ellas para la obtención de REE. De este modo, las REE dejarían de ser “raras” y podrían ser extraídas de un modo más sencillo y altamente específico, incrementando así su disponibilidad comercial.


